Se prohíbe la entrada a las mujeres en un  Starbucks de Arabia Saudí

Se prohíbe la entrada a las mujeres en un Starbucks de Arabia Saudí

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Par Juliette Geenens

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Con el pretexto de respetar las costumbres locales (y sus respectivas discriminaciones), Starbucks no se opuso a la prohibición del acceso a las mujeres en uno de sus cafés en Arabia Saudí. La tienda en cuestión está situada en el barrio de Jirar en Riyad, la capital del país wahhabit. El lunes 1 de febrero, una mujer publicó en Twitter la foto de una pancarta que avisaba de manera muy clara que ella y sus semejantes, del cromosoma XX, no podían acceder al establecimiento:

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Un #Starbucks en Riyad se negó a atenderme solo porque soy una MUJER y me pidieron que enviara a un hombre en mi lugar

 

He aquí lo que podemos leer en escritura árabe y en inglés: “Se les pide a las damas que no entren. Les agradecemos que envíen a su chófer para tomar el pedido.”  ¿El chófer? Ah, claro, las mujeres tampoco tienen todavía el derecho de manejar en Arabia Saudí.

Sin pared de separación en el café, no se permite el acceso mixto

Es el comité saudí para la autoridad de la virtud y de la represión del vice el que exigió al establecimiento, el acceso exclusivo a los hombres. Oficialmente, es la destrucción, durante una avalancha, de una pared que permitía la separación de hombres y mujeres  dentro del café,  la razón de la prohibición. Pero según Marianne, algunos medios de comunicación aseguraron que dicha pared, reglamentaria en casi todos los lugares públicos, nunca había existido. Y en los casos en los que ninguna división de sexos es posible, los señores son automáticamente, los únicos autorizados, total… ¡qué importan las damas!

En un comunicado publicado por la multinacional et evocado por la página Sputnik, Starbucks prometió comenzar unas obras con el fin de reparar la pared que autorizaría de nuevo a las mujeres en el café de Jarir:

“Starbucks en Arabia Saudí respeta las costumbres locales, aportando entradas separadas a las familias, así como a las personas que vienen solas. Todos nuestros cafés ofrecen el mismo servicio  y los mismos menús, a los hombres, a las mujeres y a las familias. Trabajamos lo más rápido posible para la reforma de nuestro café en el barrio de Jarir, con el objetivo de poder acoger a nuestros clientes conforme a las tradiciones locales.”

Tradición local, tal vez. Discriminación social, sin duda.

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